Ya que cubrimos el colapso diplomático que condujo a la guerra, así como también el curso de la guerra en el oeste, ahora llevaremos nuestra atención a la guerra en el este. La cosa más importante que hay que entender de la guerra es que era verdaderamente una guerra de exterminación. Cuando los ejércitos Wehrmacht atacaron la Unión Soviética, se comenzó una batalla no solamente entre los sistemas económicos sino también entre razas. La brutalidad resultante del conflicto es un factor contextual importante para entender la conducta de los dos ejércitos, así como para también entender los horrores que los Alemanes perpetuaron en su intento de eliminar a todos los Judíos del mundo. En el este, la brutalidad engendraba más barbaridad, y el costo humano de este ciclo no es fácil de contemplar.
A pesar del tratado que Alemania y la Unión Soviética habían firmado, tanto Hitler como Stalin lo vieron como una mera tregua que aplazaba la batalla final para otro día. Adolfo Hitler siempre había tenido la intención de lidiar con los Comunistas, y los Soviéticos desde hace mucho creían que un juicio final entre el Fascismo y el Comunismo era inevitable. El cronograma (secreto) original de Hitler mandaba a Alemania a invadir la Unión Soviética durante el verano de 1941. Los generales del Wehrmacht pensaban que Hitler estaba loco por atacar a los Soviéticos antes de que los Británicos fueran vencidos. Soldados hasta el final, sin embargo, planearon la campaña arduamente, a pesar de sus dudas personales. Sin embargo el plan de guerra resultante fue aplazado por problemas en el Mediterráneo, donde Benito Mussolini se había metido en problemas, y en Yugoslavia, donde un golpe de estado había sacado a un gobierno pro-Alemán. Mussolini había estado observando como Alemania avanzaba casi sin impedimentos a través del norte de Europa, y su envidia aumentaba. En busca de la gloria para sí mismo y para Italia Fascista, Mussolini envió tropas a invadir a Grecia en el verano del 1941. Como siempre, la invasión fue un desastre, y los Alemanes tuvieron que sacar a los Italianos en contra de la fuerte resistencia Británica. Más aún, el golpe Yugoslavo llevó tropas Alemanas a los Balcanes, donde instalaron un gobierno pro-Alemán. Sin embargo para cuando todo esto estuvo hecho, Hitler había perdido tres meses de su cronograma original. Este atraso marcaría su destino.
La invasión de la Unión Soviética, codificada como Operación Barbarossa, se realizó hasta Junio 22 de 1941. Y aquí debemos mantener dos cosas en mente. Primero, como ya he mencionado: esta guerra de exterminio. Adolfo Hitler había hablado desde hace tiempo de la necesidad Alemana de más espacio para vivir (Lebensraum) en el este. De hecho, las ambiciones de Hitler habían sido publicadas en Mein Kampf para que todos las vieran. Y también existía la tradición en Alemania de ver a los Eslavos como una raza inferior. Con estos dos factores en conjunción, el resultado final solamente podía ser que los Eslavos murieran y los Alemanes vivieran. Segundo, debemos también entender que la Unión Soviética ganó la Segunda Guerra Mundial. A pesar de lo grande que fue la ayuda y los sacrificios de los poderes occidentales, solamente la Unión Soviética confrontó el Wehrmacht con todas sus fuerzas. Hasta el aterrizaje de los aliados en Normandía en Junio de 1944, los Alemanes mandaban el 80% de sus tropas en contra de los Soviéticos. Le llevó a la Unión Soviética cuatro años y la pérdida de 20 millones de personas lograr su victoria.
Ahora consideremos la conducta de esta guerra oriental. Desde el lado Alemán, el racismo empujó a los Alemanes a hacer un error estratégico: despreciaron la ayuda de Ucrania. Cuando el Wehrmacht arribó en Ucrania, fue recibido como un liberador. Tienen que entender aquí que los Ucranianos habían aspirado desde hace tiempo a tener un estado independiente. No eran étnicamente Rusos y nunca se considerarían como tal. Más aún, los Ucranianos habían sufrido profundamente bajo Josef Stalin, que en los 1920s había sistemáticamente privado de comida a la región entera, matando a siete millones de Ucranianos—un número que aún no se olvida. Otras gentes Eslavas también acogieron la liberación, y había también soldados Eslavos en la fuerza de invasión Alemana. Pero a pesar de todo esto, el racismo Nazi convirtió a aliados potenciales en enemigos determinados. El asalto alemán agarró desprevenidos a los Soviéticos, y las pérdidas soviéticas en material y hombres fueron asombrosas. Aunque Stalin creía que Alemania y la Unión Soviética se irían algún día a guerra, en realidad nunca se había preparado para el conflicto que seguía. De hecho, el ejército Soviético se empeoró entre 1939 y 1941, y cuando el conflicto comenzó era sobrepasado completamente en tanques y aeronaves, aunque esto cambiaría. Sus habilidades mejoraron con entrenamientos en España y Polonia, y el ejército Alemán atacó tan rápida y profundamente que Stalin sufrió una crisis nerviosa y se recluyó por 10 días, antes de reaparecer en la vida pública por medio de un mensaje de radio. El colapso de Stalin tan solo empeoró las cosas, ya que en esos momentos no existía nadie para organizar una defensa efectiva. El ataque Nazi fue tan fuerte y el colapso Soviético tan completo, que de hecho, trenes Soviéticos llenos con materia prima enviada a Alemania bajo los términos del contrato Hitler-Stalin seguían dirigiéndose al oeste, porque nadie les dijo que pararan. De suerte para los Soviéticos, tenían un país muy grande y simplemente se retrajeron ante el avance Alemán, como sus antecesores habían hecho en la guerra contra Napoleón. Esto tuvo dos efectos importantes: alargó las líneas de abasto, y pospuso la derrota hasta el comienzo del notoriamente crudo invierno Ruso. (Cuando llegó el invierno fue un completo desastre para Alemania, ya que el Wehrmacht había inexcusable y arrogantemente fallado planear una campaña más larga. Así, cuando vino el frío, los Alemanes no tenían ropa adecuada para éste).
Como he notado anteriormente, la guerra duró cuatro años, y sin entrar mucho en detalles, he notado algunos momentos clave del conflicto. La primera batalla fue la de Leningrado. Los Alemanes sitiaron la ciudad rápidamente pero ésta se rehusó a darse por vencida, manteniendo el Wehmacht a raya mientras que casi todos los ciudadanos se morían de hambre. Esta batalla fue señalizó la determinación Soviética de luchar en contra de invasores y presentó a Alemania con un problema estratégico: necesitaba capturar Moscú pero estaba atorado en Leningrado. Los generales Alemanes le dijeron a Adolfo Hitler que era mejor dejar Leningrado como estaba y concentrar las fuerzas Alemanas en contra de Moscú. Este fue el segundo momento clave, ya que Hitler decidió en contra de los consejos de sus generales, dividir las fuerzas Alemanas e ir detrás de Moscú y Leningrado. Esto aseguró que ninguna meta se pudiera lograr, ya que la ofensiva Alemana llegó a Moscú tan sólo para encontrar la ciudad vacía. Hitler no había aprendido de las amargas lecciones de Napoleón, y ahora las fuerzas Alemanas tenían que enfrentarse al frío, la nieve, y el hielo sin las provisiones adecuadas.
El siguiente momento clave llegó a principios de 1942 con la Batalla de Stalingrado. Luchada principalmente en 1942 y un poco de 1943, esta batalla se volvió un concurso personal entre las voluntades de dos dictadores, con los Alemanes y los Soviéticos matándose uno a otro por el último cuarto de cada casa en todas las calles. Estratégicamente, los Alemanes debieron retirarse y atrincherarse para el invierno. Una vez que el clima mejorara hubiera sido posible tomar la ciudad. Sin embargo la ambición de Hitler de querer una victoria total, condenaron a las tropas Alemanas a la derrota y la captura. Más que nada, la batalla determinó el curso de la Segunda Guerra Mundial. La necedad de Hitler, aunque estaba claro que la batalla estaba perdida, permitió a los Soviéticos lanzar un contraataque que aisló a todo el Ejército Sexto. Bajo el comando del General Friedrich Paulus, el ejército se dio de baja en Febrero 1943, costándole a Alemania 300’000 soldados entrenados. Nunca se pudieron reponer de ésta perdida, y ahora estaba claro que la marea había cambiado.
La larga marcha de los Soviéticos hacia Berlín comenzó con la victoria de Stalingrado, e implacablemente obligaron al ejército Alemán a retroceder en los dos años siguientes. La batalla más importante de la ofensiva Soviética ocurrió en Julio de 1943, cuando se libró la batalla más grande de tanques en la historia fuera de la ciudad de Kursk. 6’000 tanques, 4’000 aviones, y 2 millones de soldados participaron. Dirigidos por el General Georgii Zhukov, los Soviéticos acabaron con el ejército Alemán con un poderoso movimiento (de agarre?), pegándole a las fuerzas Alemanas de ambos lados con una cantidad masiva de disparos. No había como negar esta derrota, y en este punto, incluso los fanáticos Nazis como Heinrich Himmler y Josef Goebbels aceptaron que la guerra estaba perdida. Nada podía impedir que los Soviéticos tomaran Berlín, lo que hicieron finalmente en Mayo de 1945.
Ahora veremos brevemente el fin de la guerra en Occidente. La tendencia estaba ya clara después de la Batalla de Kursk en 1943. Alemania nunca podría reconstruir a su ejército, y una larga marcha a Berlín prosiguió, aunque el Wehrmacht milagrosamente logró recuperarse de repetidos ataques para montar una defensa hasta el último momento. Sin embargo el final de la guerra fue postergado, por la Operación Overlord, el aterrizaje de los aliados en Normandía en Junio 6 de 1944, llamado también D-Day. Aunque los aliados occidentales mandaron grandes cantidades de material de ayuda de 1941 en adelante, este fue el primer momento que la Unión Soviética recibía ayuda militar directa de los aliados, y fue un esfuerzo enorme. La armada aliada incluía 1’200 barcos, 10’000 aviones, 4’126 naves de aterrizaje, 804 barcos de trasporte, y centenares de tanques anfibios y de propósitos específicos. 156’000 tropas fueron aterrizadas en Normandía, 132’500 vinieron por barco a través del Canal Inglés, y 23’500 fueron lanzadas desde el aire. En comparación, la batalla Británica en África y las invasiones aliadas sobre Italia al final de 1943 habían sido luchadas con destreza, pero no eran esenciales. Después del aterrizaje, las tropas aliadas se esparcieron y avanzaron constantemente hacia Berlín, con una excepción. Desde Diciembre 16 de 1944 a Enero 28 de 1945 Alemania lanzó un contraataque en Bélgica llamado la Batalla de Bulge. Hitler había ordenado sus reservas y lanzado en contra de las tropas aliadas. El avance Alemán asustó a todos, y hay alguna evidencia de que la Unión Soviética consideró brevemente negociar por la paz. Si Alemania tenía tales reservas después de luchar tanto, ¿que más tenía el Wehmacht de reserva? Este ataque ultimadamente falló gracias a un liderazgo fuerte de parte del lado Americano y por una falta de gasolina y amuniciones en el lado Alemán. Más importante, Alemania ahora no contaba con ninguna reserva material o humana. Después de que la guerra continuó, con ambos lados avanzando hacia la ciudad capital Alemana, la guerra había claramente llegado a su fin. La rendición de Alemania ocurrió en Mayo 5 de 1945, el llamado V-E Day.
Ahora que hemos alcanzado el fin de la guerra en Europa, podemos considerar algunos de los horrores que los Alemanes perpetuaron entre 1939 y 1945. Es suficiente decir que tanto los combatientes como los no-combatientes sufrieron bajo este régimen, estando sujetos a cosas como violaciones sistemáticas, matanzas en masa, tortura física, crueles experimentos médicos, trabajo de esclavos, y para los Judíos Europeos, genocidio. El genocidio no era nuevo en el mundo en ese entonces, y el Holocausto ciertamente no fue la última vez que un grupo gente tratara de exterminar a otro grupo entero de gente. Al final de la guerra seis millones de Judíos habían sido muertos en campos de concentración Naxi. Ahora debemos juntar esta terrible verdad con alguno de los temas que he discutido durante las últimas conferencias.
La guerra de los Nazis hacia los Judíos debe de ser considerada desde dos perspectivas. La primera es la política viciosa anti-Semita de Alemania. Como ya hemos discutido, el anti-semitismo tenía fuertes raíces en Alemania, pero el anti-Semitismo político y racial que motivó el Holocausto comenzó en el área imperial y fue intensificado por la derrota en la Primera Guerra Mundial. El otro factor fue la invasión de la Alemania Nazi de la Unión Soviética, porque con ella, el gobierno de Hitler tenía el control sobre la mayoría de los Judíos del mundo. Con esto ahora recorreremos el destino de los Judíos de Europa desde el comienzo del ascenso del partido Nazi hasta el fin de la guerra.
Como ya hemos discutido, los Nazis eran un partido anti-Semita y utilizaron el anti-Semitismo como un arma política en la era de Weimar. Los Nazis tomaron el poder en Enero de 1933 y para Marzo de 1933 el primer campo de concentración abrió en Dachau, aunque originalmente fue diseñado para los principales oponentes políticos del régimen. También en Marzo de 1933 los Nazis organizaron boicots de los negocios judíos. Para 1935, con la aprobación de las Leyes de Nuremberg, todos los Judíos perdieron sus derechos civiles en Alemania. (Los Judíos eran definidos como cualquiera que tuviera un abuelo Judío.) En 1938, estas leyes fueron extendidas a Austria. En Noviembre 9 de 1938 los Nazis organizaron un ataque a toda la propiedad Judía en Alemania en un programa llamado Kristallnacht, que significa noche de cristal, en referencia a todos los pedazos rotos de ventanas de las tiendas Judías. En este punto, todos los Judíos prominentes estaban siendo enviados a la creciente red de campos de concentración en Alemania, como enemigos raciales y políticos.
Sin embargo el anti-Semitismo de la Alemania Nazi se volvió incluso más horrible después de la invasión de Polonia. Confrontados con grandes poblaciones Judías los Nazis ordenaron ejecuciones en masa al ejército, y comenzaron a experimentar con nuevas maneras de matar a la gente que se estimaban más eficientes que matar con balazos en la cabeza. El momento clave de la evolución del Holocausto fue sin embargo, la invasión de la Unión Soviética. Para el final de 1941, Alemania tenía todo el control de Europa del Este, y Hermann Goering, un prominente secuaz de Hitler, abogaba por una “solución final a la cuestión de los Judíos”. En este año, la asfixia por gas de los Judíos con el químico Zykon-B comenzó en Auschwitz-Birkenau, el infame campo de concentración en Polonia del Sur. A pesar de lo horrible que fueron estas matanzas, aun no reflejaban una política total de genocidio; eso vendría después. En Enero 20 de 1942, una conferencia fue sostenida fuera de Berlín en un lago llamado Wannsee. En esta conferencia los Nazis tomaron la decisión fatal de exterminar a todos los Judíos en Europa, que estimaban alrededor de los 10 millones. Después de esta reunión una red entera no nada más de campos de concentración, sino también de campos de muerte aparecieron en toda Europa, llevando nombres como Auschwits-Birkenau, Sobibor, Majdanek, y Treblinka. Esta distinción es significativa, ya que muchas de las víctimas del Holocausto (probablemente el 80%) fueron muertas en un periodo relativamente corto de 18 meses. El Holocausto también fue un proceso—uno que se volvió más intenso y mortal conforme la guerra progresó. Para el momento en que la Nazi Alemania fue finalmente derrocada, seis millones habían sido sistemáticamente muertas por ser Judías.
El mundo comenzó a oír de los horrores de estos campos a través de los Soviéticos que los liberaban día a día, durante su larga marcha a Berlín. Hasta hoy en día, no hay una explicación completa para los campos en sí, ni ha habido alguna manera de derivar algún significado de ellos, ni de la guerra en general. En el contexto de las confrerencias pasadas, uno puede decir que el Holocausto destruyó lo poco que quedaba de optimismo en Europa. Como un refugiado del Holocausto y miembro del Frankfurt School Theodor Adorno lo describió, “escribir poesía después de Auschwitz es barbárico”.
En cuanto a la guerra en general, ésta destruyó completamente lo que quedaba del poder Europeo. El colonialismo y el imperialismo que habían marcado el ascenso de Europa desde el siglo XVI había definitivamente terminado ahora, mientras que Francia, Gran Bretaña, y Bélgica en particular ya no podían mantener a sus imperios. (Por ejemplo, no es ningún accidente que el gobierno colonial Británico en India acabara justo después del final de la guerra en 1947.) Estos imperios habían sido valiosos recursos para el oeste, ya que les dieron material y hombres para el esfuerzo de la guerra. Muchos súbditos de los imperios reconocieron esto y comenzaron a ver la independencia como algo que deseaban lograr a través de sus esfuerzos. Hablaremos más acerca de la descolonización y del tercer mundo en otra sesión. Aún así, para regresar a la escena más grande, Europa había puesto el mundo a su disposición por última vez. En suma, 61 países pelearon en la guerra y 1.7 billones de personas, tres cuartos de la población total del mundo en ese momento, participaron de alguna manera. 110 millones de personas fueron movilizadas para el servicio militar. Un consenso aproximado ha emergido acerca de los costos de la guerra. El costo humano, sin incluir los seis millones de Judíos matados en los campos de muerte Nazi, es estimado en 55 millones de muertes, alrededor de 25 millones militares y 30 millones civiles. Mucha de esta guerra fue luchada en Europa, así que los costos económicos directos solo podían debilitar fatalmente el Continente. En otra ironía de la historia, fue Europa la que hizo de los Estados Unidos y la Unión Soviética dos superpotencias. Como los dos únicos poderes con reservas casi inexhaustibles, fueron los únicos que quedaron en pie cuando la guerra terminó, y era una competencia entre los dos Behemots que dominaban la política del mundo hasta hace quince años.
Y luego estaban los costos culturales de los horrores de la guerra. Alemania, que se había desarrollado en una de las culturas más admiradas del mundo en el siglo XIX, se había hundido en un barbarismo para el cual no existía ni explicación ni excusa. Además, muchas otras sociedades estaban implicadas en los crímenes de la Alemania Nazi a través de su colaboración en colectar y matar Judíos. Después de este terrible conflicto Europa perdió lo que le quedaba de la autoridad moral que alguna vez había poseído. La Noche de Ellie Wiesel les dará un sentimiento del horror y de las víctimas confrontadas y las dificultades que los Europeos luego tuvieron para procesarlas. Contemplar la guerra y el Holocausto significa que el optimismo del siglo XIX estaba oficialmente y afortunadamente muerto. La civilización Europea parecía tener poco que ofrecer. El único sentimiento verdadero que le quedaba a cualquiera era, como Jean-Paul Sastre lo puso, la nausea. La próxima sesión completaremos nuestra discusión de la Segunda Guerra Mundial considerando la guerra en el Pacífico y el nacimiento del mundo nuclear.
jueves, 24 de abril de 2008
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